Descripción
El asesinato, pero también la vida de Monseñor Isaías Duarte Cancino, conjugan unas circunstancia especiales que van más allá de lo cotidiano, y si se quiere, de lo normal, pues su muerte, que pretendía el acallamiento de las voces que se atrevían a enfrentar a los violentos o silenciar la conciencia moral de un pueblo, dimensionó su pensamiento y mitificó su figura.
Su vida es un testimonio de profunda fe en el ser humano y de gran compromiso social con el país que le tocó vivir; la Colombia de hoy que habla de paz y reconciliación no sería posible sin las bases de convivencia, educación y respeto a los derechos humanos que levantó Monseñor Isaías.
Monseñor Isaías Duarte Cancino murió para seguir viviendo en el corazón de cada uno de los colombianos que recibieron su palabra o sus obras y que ven materializados hoy muchos de sus sueños, entre ellos el de la paz y el de instituciones educativas que orientan su enseñanza sobre las bases de los derechos y la dignidad humana.
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