Descripción
Érase una vez un hombre de grandes bigotes que era muy, muy rico. Guardaba su riqueza en unas viejas maletas con las que a menudo recorría pueblos, escuelas, y bibliotecas repartiendo sus tesoros. Le llamaban el Hombre de las Maletas. Cuando le veían llegar, niños y niñas corrían a su encuentro deseosos de que las abriera y les mostrara las maravillas que llevaba en ellas. Un buen día, al llegar a un pueblo, se encontró con que todos los niños y las niñas le esperaban sentados en corro gritando alegremente: -¡Que empiece ya! ¡Que empiece ya!- El hombre de las Maletas, muy contento, tomó entonces la primera maleta y la abrió. Dentro, rodeada por un espeso bosque, apareció la casa de la bruja
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