Descripción
El siglo XX termina con el auge de la condena simplista a las prácticas religiosas, por parte de académicos ilustrados, élites y la gente del común. Sin embargo, tal como lo muestra este trabajo, la religión no es un simple arcaísmo, sino un problema para pensar y experimentar. El autor nos propone recorrer determinados episodios cruciales en la vida de una idea: los usos y abusos de la idea de fanatismo que, en su despliegue, está poblada de sujetos (no individuos), verdades (no dogmas) e historias (no esencias). En ese sentido, la cuestión no es la falsedad de la religión, sino los grados de verdad que puede alcanzar una abstracción determinada: en este caso, una abstracción religiosa.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.