Descripción
La religiosidad no atrapa ni abraza a todo el mundo, no es un atributo ineludible de la condición humana, a pesar de la fortaleza de su arraigo biológico. Las propensiones espirituales, trascendentes o congregacionales que forman el núcleo de la religiosidad no deben equipararse a las disposiciones verbales, caminadoras, trepadoras o manipuladoras que tienen a su servicio una potente maquinaria neural, articulatoria y ejecutora muy bien desmenuzada ya. La religiosidad debería conceptualizarse como un rasgo temperamental similar a la curiosidad, la sociabilidad, la laboriosidad o la creatividad, atributos muy remarcables y ampliamente mayoritarios, pero no obligatorios.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.