Descripción
Se hablaron por primera vez en septiembre de 1952, al interior de una ramada en el Parque OHiggins, y siguieron conectadas hasta que Violeta Parra decidió su muerte, quince años más tarde. No existía hasta ahora un recuento extendido sobre la relación de amistad, influencia artística y comadrazgo de las dos principales investigadoras folclóricas chilenas. La profundidad de su mutuo apoyo y la convicción en el enlazado de sus dos excepcionales talentos recoge este libro sostenido sobre todo en entrevistas del autor con Margot Loyola y en citas de archivo.
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