Descripción
Caminar en el Museo del Oro es tomar una vaga conciencia de como, por milenios, el misterio del oro ha sostenido las bases del dinero en todo el mundo a través de mitos y relatos. Pero falta un relato. El museo calla con respecto al hecho de que, por más de tres siglos de ocupación española, lo que la colonia representaba y de lo que dependía era del trabajo de esclavos de África en las minas de oro. En efecto, este oro, junto con la plata de México y Perú, fue lo que preparo la bomba del despegue capitalista en Europa, su acumulación originaria. ¿Seguramente esto preocupa al banco, su patrimonio, después de todo? El Museo del Oro también calla el hecho de que si el oro determino la economía política de la colonia, es la cocaína -o, mejor, su prohibición impuesta por los Estados Unidos- la que da forma al país en la actualidad. No hablar de la cocaína, no exhibirla, es continuar la misma negación de la realidad que el museo practica con relación a la esclavitud. Como el oro, la cocaína esta imbuida de violencia y codicia, brillo que hiede transgresión. Más aun, la cocaína también tiene profundas raíces en la prehistoria.
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