Descripción
No cabe duda que hoy el juez no es un simple vocero de la ley, -la bouche qui prononce les paroles de la loi-, como lo había defendido Montesquieu en su obra clásica De lEsprit des Lois (1748), sino que debe interpretar, aunque su decisión debe provenir siempre de la aplicación de criterios racionales que establecen los distintos métodos de interpretación. En este contexto resulta muy interesante la presente obra. Hermenéutica, dogmática y buena técnica de argumentación jurídica constituyen los elementos necesarios para la elaboración de una buena jurisprudencia por parte del órgano constitucional que tenga asignada la tarea, como último intérprete, de determinar el contenido de la ley.
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