Descripción
¿Quién no ha escuchado que los chocolates, el caviar, las langostas, las ostras, el borojó, hasta los inocentes huevos de codorniz hembra, tienen el efecto de aumentar la libido y la potencia sexual?Con el tema de los afrodisíacos como recurso y con una literatura desbordada en aventuras pasionales, Omar Adolfo Arango, a través de una prosa elegante y concisa nos sumerge en el delicioso mundo de Afrodita. El mundo de sus cuentos de seducción, obviamente concebidos por la relación de los afrodisíacos con la lujuria, el romance, la libido, y la pasión.En Los manjares de Afrodita, uno de sus cuentos, el autor explica el nombre de los afrodisíacos llamados así no solo por ser la diosa griega del amor, sino por la forma que les concede el efecto afrodisíaco con el embrujo de sus partes íntimas como lo podemos leer en este fragmento: extrajo de los pliegues de su cinturón una delicada sustancia y se dio a la tarea de revolverla en su excitante paladar con extrañas bebidas hasta conseguir un bebedizo, un filtro poderoso, al cual le atribuyó la propiedad mágica de despertar el amor que está empezando o de incitar al ya maduro en su placer; tomó gran cantidad de hierbas y numerosas especias, y diciendo fórmulas mágicas para conseguir su deseo las colocó entre sus piernas para darles el embrujo de sus partes secretas mientras pronunciaba extraños conjuros y deliciosos encantamientos; hábil conocedora de la gula y la lujuria de los dioses y los hombres, y mucho más convencida del efecto afrodisíaco que produciría entre ellos pronunciar su nombre, imaginó no solo toda suerte de bocados y variantes amorosas
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